García Pimienta no dará ningún indicio hasta que no se anuncie oficialmente el 11 inicial que se medirá al Tenerife en el Heliodoro. Pero con la misma ambición de siempre, y el derbi no es una excepción, su plan de juego exige un ataque a gran escala con un cuarteto unido de Moleiro-Viera-Pejiño-Lauren detrás.
Ambos son futbolistas reversibles, capaces de venir, disparar, regatear y controlar el balón mientras juegan. Cumplen además con el requisito más importante a nivel táctico: fluyen a lo largo del frente ofensivo y tienen la misma frecuencia. Con Mark Cardona y Sandro en la enfermería, movilidad reducida en la plantilla de arriba, Andona partía desde el filial con otros jugadores también en ascenso como Óscar Clemente o Álvaro Jiménez, elegir el puesto de entrenador es cuestión de habilidad. y meritocracia.
Moleiro, Viera y Pejiño son por ahora innegociables, y Lauren, cuyo titular y suplente rota, abrirá un hueco de once en el gran día. Además, en su caso, con la implicación adicional de rechazar la oferta del Tenerife de enero por la UD, su actuación se hizo más dolorosa tras una pancarta mostrada en Heliodoro con el contenido: "Lauren, te esperamos".
Si se citan motivos de Moleiro por su condición de tinerfeño, Viera, que formaba parte del escudo, o Pejiño, que despidió el derbi grancanario con dos soberbios goles en la primera vuelta y acaba de meter un cohete más en el Málaga. net, que en el caso de Lauren también tiene muchos alicientes. Pimienta agradece el ímpetu de un rival que, encajando un gol ante su afición en un partido de esta magnitud, puede desequilibrar. Y, para usar un proverbio de fútbol, la mejor defensa es un buen ataque.
Y con el hecho de que los alumnos de Ramis están teniendo dificultades para marcar goles (los últimos 3 partidos no marcaron), no se descarta que el Tenerife cambie la estructura y asuma riesgos para solventar ese déficit. Su mejor cuarteto le permite ser eficaz tanto en la acción estática como en el contraataque, ya que los choques se anuncian con la mano del equipo local. El Tenerife sabía que ceder el balón y quitarle la iniciativa a la UD sería un suicidio.
