El acusado Daniel Gerardo F.M. ha confesado ante el tribunal del Jurado de la Audiencia de Las Palmas haber asesinado a su primo de tres tiros en la cabeza en La Garita (Gran Canaria) el 29 de septiembre de 2019. Tanto la Fiscalía como la acusación particular han solicitado una condena de 15 años y seis meses de cárcel para el procesado, mientras que el abogado defensor ha apoyado la misma condena para su cliente. Daniel Gerardo F.M. ha pedido perdón a la familia de su primo y ha reconocido haber arrojado su cadáver en la Sima de Jinámar después de dispararle dos veces en la sien izquierda y una tercera a bocajarro en la frente.
Inicialmente, la Fiscalía y la acusación particular habían pedido 22 años de prisión, 20 por el delito de asesinato y dos por tenencia ilícita de armas, pero han rebajado la condena debido a las atenuantes de reparación del daño y colaboración con la Justicia. El procesado ha consignado una parte de la indemnización que se le reclama para las víctimas, por un total de 125.000 euros, y ha consignado 6.000 euros.
Durante la segunda sesión del juicio, ha declarado la responsable de homicidios de la Policía Nacional en Las Palmas e instructora del caso, quien ha explicado cómo se llevó a cabo la detención del acusado después de que denunciara la desaparición de su primo en la comisaría de La Laguna, Tenerife, isla en la que ambos residían. La instructora ha indicado que el acusado terminó confesando el crimen cuando unos viandantes hallaron el cadáver de la víctima en la Sima de Jinámar. Además, ha señalado que el acusado debió de contar con ayuda para deshacerse del cadáver de su primo, con el que se dedicaba a robar domicilios en las islas.
En cuanto al móvil del crimen, el abogado de la defensa ha indicado que su cliente quería dejar de robar pero su primo le exigía dinero a cambio, un motivo que la acusación particular no considera convincente. En esta jornada también han declarado las dos médicos forenses que practicaron la autopsia al fallecido y han detallado que el cadáver presentaba heridas abrasivas por arrastre después de la muerte y que las lesiones principales se hallaban en el cráneo.
El jurado, al que se le ha entregado el objeto del veredicto, se ha retirado a deliberar. Lo importante para la acusación particular es que el acusado haya reconocido los hechos para que las víctimas puedan descansar.