El Gran Canaria mantuvo el pulso durante 35 minutos en un emocionante enfrentamiento contra el Barcelona, alternando el liderazgo en el marcador hasta que el equipo catalán sacó la carta de los millones sobre el parqué. Esta estrategia permitió al Barcelona contar con Álex Abrines en el banquillo durante la mayor parte del partido, aunque hizo su entrada en el último cuarto, impactando con tres triples que afectaron significativamente la moral del Gran Canaria, que sufrió su tercera derrota de la temporada con un marcador final de 73-83.
A pesar de que el primer cuarto concluyó con el Gran Canaria cuatro puntos abajo en el marcador, registrando un momentáneo 14-18, el equipo local se sentía cómodo manteniendo un ritmo controlado que frenaba a su rival. La presencia de Grimau en el equipo azulgrana solía llevar a puntuaciones altas, y el Gran Canaria sabía que podía aprovechar la escasez de puntos para tener una oportunidad favorable.
John Shurna mantuvo a los amarillos con ocho puntos en este primer período, mientras que los jugadores interiores del Barcelona, Da Silva y Darío Brizuela, junto con Joel Parra, proporcionaron los puntos necesarios para equilibrar el marcador. Estos jugadores españoles recientemente incorporados al equipo se unieron a Willy Hernangómez para aportar un toque español al vestuario del Gran Canaria.
El Gran Canaria buscaba un partido lento y molesto para dificultar el criterio del árbitro Antonio Conde y evitar los tópicos de favorecer a los equipos grandes. La relación entre el entrenador Lakovic y el árbitro ya estaba marcada por un incidente de la temporada anterior en Granada, que resultó en la expulsión de Lakovic y su posterior suspensión de cuatro partidos. Esta tensión se notó desde el principio.
Durante los primeros 16 minutos, solo se anotaron un parcial de 10-8, con ambos equipos visitando la línea de tiros libres en ocho ocasiones, seis de ellas consecutivas. El Gran Canaria buscaba ralentizar el juego para extenderlo hasta el final.
A pesar de estar por debajo en el marcador, el Gran Canaria estaba dispuesto a seguir luchando, siempre y cuando la diferencia no se ampliara. La estrategia del equipo local se ejecutó con éxito, en parte gracias al rendimiento destacado de Brussino, quien anotó 12 puntos en el segundo cuarto, incluyendo dos triples desde larga distancia.
El equipo se retiró al descanso con una ventaja de 37-32, siguiendo el plan establecido antes de enfrentar el tercer cuarto, que ha sido un desafío constante para el Gran Canaria en esta temporada.
El equipo logró mantener la ventaja durante el tercer cuarto, aunque las canastas encajadas ya no eran tan bien recibidas por Lakovic. El Barcelona estaba aumentando la intensidad y la distancia que habían recorrido desde su viaje a Atenas pasó a un segundo plano.
El cuarto se mantuvo en su mayoría con el marcador 59-56, y el Gran Canaria intentó ralentizar el juego y dejar que el reloj avanzara. Sin embargo, la contribución de los jugadores del banquillo del Gran Canaria equilibró las cosas, especialmente con la entrada de Miquel Salvó en los últimos minutos del cuarto.
Sin embargo, el Barcelona gestionó mejor sus energías y activó el modo ganador en los últimos diez minutos, anotando 27 puntos que sellaron la victoria. El alto rendimiento ofensivo del Barcelona en ese cuarto marcó la diferencia en el marcador final.
La carga de faltas de Brussino, que había sido un gran anotador hasta ese momento, resultó costosa para el Gran Canaria. Ethan Happ también tuvo dificultades en la lucha por el rebote, lo que permitió al Barcelona anotar con facilidad en su canasta.
Con tres triples cruciales de Abrines y una destacada actuación de Jokubaitis en el último cuarto, el Barcelona selló su victoria, mientras que AJ Slaughter no pudo deslumbrar con su juego ofensivo. El Gran Canaria sufrió su tercera derrota de la temporada en un emocionante enfrentamiento que mantuvo a los aficionados en vilo.
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