Ni el calor sofocante pudo frenar el entusiasmo de los vecinos y visitantes que, desde primera hora, se congregaron para vivir una de las fiestas más emblemáticas de Gran Canaria: la Traída del Agua. En su edición número 56, la jornada comenzó con la tradicional Diana Floreada, amenizada por la Banda de Agaete, que llenó de música las calles de Lomo Magullo.
A mediodía, miles de personas se prepararon para recorrer el kilómetro y medio que separa la conocida ‘Vuelta de Los Pérez’ del núcleo del barrio. El trayecto, convertido en una auténtica fiesta acuática, donde el agua hacia disfrutar a una multitud empapada y sonriente. Aquí, mojarse no es opcional: es parte del ritual.
Más allá del jolgorio, la Traída del Agua tiene un profundo significado cultural. Su origen se remonta a antiguos rituales aborígenes que buscaban atraer la lluvia en tiempos de sequía. Hoy, esa memoria se transforma en una celebración que une tradición, identidad y diversión bajo un mismo caudal.
Foto: Viajando con Tanda
Una vez más, Lomo Magullo se convirtió en un río de alegría, donde el agua no solo refresca, sino que conecta generaciones.
