Después de una vertiginosa travesía desde Sídney hasta Madrid, incluyendo una breve parada vacacional en Ibiza, Misa Rodríguez finalmente ha regresado a su hogar en Gran Canaria este jueves. En menos de una semana, recorrió miles de kilómetros, pero lo hizo con la satisfacción de haber ganado la medalla de campeona del mundo con la selección española. La felicidad se reflejaba en su rostro al pisar nuevamente su tierra natal, donde puede comenzar a asimilar el significado de su histórico logro.
"Tenía muchas ganas de volver a casa y ver a la gente que me ha apoyado. Estoy muy contenta", expresó la portera del Real Madrid y figura internacional. Misa siempre ha hecho alarde de sus raíces y conexiones, luciendo orgullosamente la bandera de Gran Canaria en las celebraciones y reiterándolo ahora con entusiasmo: "Le dedico esto a toda Gran Canaria y a mi familia, también a quienes han creído en mí". Ante la cuestión sobre la trascendencia social de este hito sin precedentes para el fútbol femenino español, Misa enfatizó aún más su importancia: "Esto significa muchas cosas. Significa que todas esas niñas pueden soñar a lo grande y creer que en España pueden convertirse en grandes jugadoras y profesionales".
Sin embargo, Misa evitó adentrarse en la polémica que ha surgido en torno al comportamiento del presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, en la final del torneo y el beso que le dio a su compañera Jenni Hermoso: "No tengo nada que decir sobre eso. Hay que hablar de fútbol y de lo que hemos ganado".
Ahora, Misa enfrenta una agenda llena de homenajes y reconocimientos de diversa índole. El viernes, tendrá el honor de realizar el saque inicial en el partido entre UD Las Palmas y la Real Sociedad en el Estadio de Gran Canaria. Tanto el Ayuntamiento de Telde, su municipio natal, como el Cabildo de Gran Canaria, están ultimando preparativos para homenajear a la futbolista que ha dejado una marca imborrable en la historia.