El horizonte de Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol (FEF), se estrecha de manera inminente, marcando el inicio de su adiós como la máxima autoridad del fútbol español tras cinco tumultuosos años de liderazgo y tan solo cinco días después de que el equipo de fútbol femenino se coronara campeón del mundo en Sídney. Las próximas horas serán testigo de su despedida.
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Inicialmente, Rubiales tenía la intención de defender su gestión en la promoción del fútbol femenino durante los últimos cinco años en la asamblea general extraordinaria programada para este viernes en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Sin embargo, ha reconsiderado su posición y ha optado por retirarse.
La idea inicial era buscar el respaldo de las federaciones territoriales para calmar las aguas y resistir a las presiones políticas que lo instaban a dimitir. Sin embargo, el comunicado de Jennifer Hermoso a través del sindicato Futpro, que representa a la futbolista, exigiendo la intervención del Consejo Superior de Deportes (CSD) debido a un polémico beso en la boca que Rubiales le dio en la celebración del Mundial de Fútbol Femenino, ha sido el detonante definitivo.
La renuncia de Rubiales fue ganando forma a medida que avanzaban las horas y el constante golpe de los acontecimientos lo llevaron a considerar la despedida como la única salida viable. El Gobierno ejerció presión a solo un día de la asamblea, esperando un claro rechazo a Rubiales. El ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta, advirtió que si el fútbol no solucionaba el problema, el Ejecutivo presentaría las denuncias por su gesto machista ante el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD). La presión pública ya era insostenible para Rubiales, quien tenía previsto abordar la situación con la jugadora española y repasar sus logros en relación al fútbol femenino bajo su mandato. Sin embargo, se encuentra abatido.
La asamblea, que necesita la mitad de los 140 miembros presentes para ser válida, enfrenta incertidumbre sobre su realización, ya que varios asambleístas han expresado su intención de no asistir.
A medida que se confirmaba la renuncia de Rubiales, tuvo lugar una reunión entre el líder, su equipo y varios líderes territoriales para decidir quién asumirá temporalmente el liderazgo del fútbol español. En esta situación, Rubiales no puede recurrir a la táctica de convocar a la asamblea para superar la crisis, como solía hacer su predecesor, Ángel María Villar, quien fue inhabilitado por el TAD.
De acuerdo con la nueva Ley del Deporte, Rubiales podría enfrentar una inhabilitación de 2 a 15 años por su conducta inapropiada, que se considera "inaceptable" y que afecta directamente la igualdad de género, una prioridad del Gobierno. La asamblea, el único órgano directo que puede presentar una moción de censura para destituir al presidente, cuenta con 140 miembros, con mayoría masculina. La falta de paridad y democracia en este órgano ha sido criticada.
A partir de este viernes, Rubiales pasará a la historia, marcando el final de una etapa marcada por controversias y desafíos en el fútbol español.
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