A pesar de la evolución económica nacional, el Archipiélago canario finaliza el año consolidando una tendencia preocupante: los salarios más bajos de todo el país. Según los últimos datos publicados este 20 de diciembre, la brecha retributiva entre las islas y la media nacional no solo persiste, sino que sitúa a la comunidad en una posición de clara desventaja competitiva y social.
Las claves de la precariedad salarial
El informe destaca que, aunque se han producido incrementos nominales en las nóminas debido a las actualizaciones del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), el sueldo medio en Canarias sigue sin alcanzar los niveles de la Península. Esta situación se ve agravada por varios factores estructurales:
Dependencia del sector servicios: La alta concentración de empleo en el turismo y la hostelería, sectores tradicionalmente con remuneraciones más ajustadas.
Baja productividad por empleado: Un desafío pendiente que afecta directamente a la capacidad de las empresas para ofrecer mejores sueldos.
Temporalidad y parcialidad: El mercado laboral isleño sigue presentando altas tasas de contratos a tiempo parcial, lo que reduce los ingresos reales percibidos por los trabajadores.
El impacto en el coste de vida
Lo más alarmante para los analistas es la combinación de sueldos bajos y una cesta de la compra al alza. Al ser una región ultraperiférica, Canarias sufre una inflación específica en productos básicos, lo que provoca que el poder adquisitivo de las familias canarias sea significativamente inferior al de un ciudadano en Madrid o el País Vasco, donde los salarios son considerablemente más altos.
Una asignatura pendiente para 2026
Desde los sindicatos y diversos colectivos sociales se hace un llamamiento a la mesa de diálogo social para abordar un cambio de modelo que permita una distribución más justa de los beneficios turísticos. La patronal, por su parte, señala la necesidad de incentivos fiscales y ayudas a la formación para elevar la cualificación y, consecuentemente, las retribuciones.
