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La UD Las Palmas vuelve a Primera División cinco años después.

El ascenso de Las Palmas a Primera División fue un logro que llenó de orgullo a toda Gran Canaria. Fue un momento de gloria para el club y un hito que quedará grabado en la historia del fútbol canario. Sin embargo, antes de alcanzar ese momento de grandeza, el equipo tuvo que enfrentarse a la tristeza y superar momentos de agonía y miedo.




A lo largo de la temporada, Las Palmas tuvo que luchar y sobrevivir a través de altibajos, enfrentando tanto momentos buenos como difíciles. El jugador Kirian, en particular, se convirtió en una figura destacada durante su carrera con el club, y su actuación en el partido final fue la culminación de un viaje emocional y personal.


El Estadio de Gran Canaria estaba repleto de almas apasionadas, que llevaban consigo una mezcla de sentimientos y una profunda conexión con la historia del equipo. Desde el principio hasta el final, la hinchada animó incansablemente a Las Palmas, impulsándolos hacia el cielo del éxito. Fue un ambiente cargado de emoción y apoyo inquebrantable.


El partido no fue fácil. El Alavés, un equipo atrevido y agresivo, empujaba constantemente hacia la meta defendida por Valles. Las Palmas resistió valientemente los embates de los vitorianos, quienes no ocultaban su determinación y se entregaban en cada entrada sin reservas. Sin embargo, cuando Viera tomaba posición en el centro del campo, Las Palmas encontraba un respiro, sabiendo que tenían a Fabio como un incansable limpiador de peligros.


La primera mitad del juego estuvo marcada por la intensidad y las faltas, con el Alavés acumulando una docena de faltas antes de que Las Palmas siquiera diera una patada. La frustración se hizo evidente en el equipo canario, especialmente cuando Fabio fue derribado por detrás sin que el árbitro sancionara la falta. El público reaccionó indignado, pidiendo tarjeta para el jugador rival. El ambiente estaba cargado de tensión y los golpes se sucedían, siendo los de Luis García Plaza los que se imponían.


En cuanto al fútbol jugado, hubo pocos destellos de brillantez en la primera mitad, pero Sandro se destacó con tres intentos, uno de ellos casi sin ángulo y otro después de una genialidad de Kirian. El Gran Canaria estuvo al borde de la explosión de júbilo si ese disparo hubiera terminado en gol. Fue un misil que demostró la calidad del jugador. Sin embargo, el árbitro no concedió un posible penalti que reclamaba el delantero amarillo.


Tras el descanso, Mfulu regresó al mediocampo y Fabio, lamentablemente, tuvo que quedarse en el vestuario debido a una lesión. El Alavés continuó presionando y Las Palmas dependía de la habilidad de Kirian y Viera para controlar el balón. Cuando estos dos jugadores se unían en una combinación, el tiempo parecía detenerse y Las Palmas se sentía superior.


Sandro y Viera también conectaron en una jugadaque casi desequilibra el marcador a favor de Las Palmas. Después de un taconazo, Sandro estuvo a punto de marcar un gol espectacular. El capitán del equipo estuvo muy cerca de celebrar, pero el balón rozó el palo. La calidad y el talento futbolístico de estos dos jugadores quedaron en evidencia en ese momento.




En defensa, Álvaro Valles se convirtió en una verdadera muralla. En el minuto 62, se enfrentó cara a cara con Asier Villalibre, quien se encontraba solo frente al arco. Valles tapó el disparo con su cuerpo, mostrando su valentía y tamaño gigantesco en ese momento crucial. Fue un grito de guerra que marcó el camino hacia el ascenso.


Sandro respondió a la defensa rival con su habilidad y destreza, dejando a un defensor en el suelo mientras intentaba marcar desde el área pequeña. Sivera también hizo lo suyo al achicar espacios. Kirian, en el rebote y después de un gran pase, se encontró con un defensor que le negó el gol. El Alavés presionaba constantemente, y Las Palmas sobrevivía en medio de sus propias turbulencias.


Álex Suárez, en la defensa, se entregó al máximo para mantener el arco en cero. Fue un verdadero líder en el terreno de juego, involucrándose en todas las acciones y mostrando su compromiso absoluto. Su actuación fue digna de un ascenso, y su entrega valió la pena.


El entrenador, García Pimienta, aseguró el resultado al realizar un cambio táctico, reforzando la defensa con la entrada de Eric Curbelo por Kirian, quien se encontraba exhausto de tanto jugar. Con cinco defensores, Las Palmas se plantó en el campo sin riesgo de conceder una oportunidad de gol. Mostraron su determinación y disposición a sufrir con tal de alcanzar la victoria.


El ascenso a Primera División fue una recompensa por el esfuerzo y el sacrificio que todo el equipo había demostrado a lo largo de la temporada. Las Palmas sudó y luchó para alcanzar ese preciado billete a la máxima categoría del fútbol español. La bendita locura de ser amarillo se hizo evidente en ese momento de euforia y celebración, donde la sonrisa se dibujó en el rostro de todos los aficionados.




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