Después de las elecciones generales en España, el panorama político se ha sumido en la incertidumbre y se vislumbra un bloqueo endiablado. Los resultados electorales han sorprendido a todos y han dejado la investidura en manos de Junts, el partido liderado por el prófugo Carles Puigdemont. El ajustado resultado entre los dos bloques políticos, tanto a derecha como a izquierda, ha generado un escenario complejo.
Alberto Núñez Feijóo logró ganar las elecciones para el Partido Popular (PP), sin embargo, sus 136 escaños quedaron muy lejos de las expectativas que alimentaban la mayoría de las encuestas. Por su parte, Pedro Sánchez ha escrito un nuevo capítulo en su 'Manual de resistencia' al conseguir 122 diputados, dos más de los que tenía anteriormente. Esto resulta sorprendente, considerando que parecía haber perdido buena parte de su apoyo tras el descalabro territorial del PSOE el 28 de mayo.
La decepción de Feijóo es evidente, ya que incluso sumando con Vox no alcanza la mayoría absoluta. Los 33 escaños que retiene Vox de los 52 obtenidos en el Congreso no son suficientes para formar un gobierno estable. Por otro lado, Sánchez tampoco cuenta con los suficientes apoyos, ya que los 31 diputados de Unidas Podemos no son suficientes para reeditar el controvertido 'Gobierno Frankenstein'. Esto ha llevado a un empate entre ambos bloques políticos, lo que conduce a la parálisis y a la ingobernabilidad del país.
Estas elecciones generales han sido atípicas, ya que fueron adelantadas por Sánchez en un julio tórrido y vacacional. Sin embargo, esto no desanimó la participación, que registró un récord de voto por correo. El recuento de votos fue tan igualado y emocionante que, al final de la madrugada, la llave de la gobernabilidad española quedó en manos de un político huido de la justicia por organizar un referéndum ilegal contra el Estado constitucional.
Aunque Feijóo logró devolver al PP al triunfo en estas elecciones generales, su cosecha resulta decepcionante tanto para sus objetivos como para articular una alternativa al 'sanchismo' que pretendía derogar. El escenario político que se dibuja es envenenado y plantea un marco negociador extremadamente difícil.
En medio de especulaciones, se plantea la posibilidad de que los populares sumen 171 escaños si se alían con Vox, UPN y Coalición Canaria. Sin embargo, del otro lado, la resiliencia de Sánchez ha infundido euforia entre sus seguidores. La posibilidad de retener el poder pasa por incorporar a una ERC debilitada, un PNV en declive, un Bildu fortalecido y el BNG. Entre todos ellos reunirían 172 diputados. Pero la clave está en los siete escaños del partido radical Junts.
En conclusión, las elecciones generales en España han dejado un panorama político incierto y complejo, con un empate entre los bloques políticos que dificulta la formación de un gobierno estable. Las negociaciones serán arduas y determinarán el futuro político del país.
