El cardenal Robert Francis Prevost ha sido elegido como el sucesor de Francisco, convirtiéndose en el primer pontífice originario de Estados Unidos. A sus 69 años, ha adoptado el nombre de León XIV y promete continuar una línea progresista, aunque con un estilo más reservado.
Nacido en Chicago, en una de sus zonas más empobrecidas, Prevost ha pasado buena parte de su vida lejos de su país natal. Con una trayectoria profundamente ligada al Perú —donde vivió en dos etapas distintas durante más de veinte años— el nuevo papa no solo fue obispo de Chiclayo, sino que también adoptó la nacionalidad peruana. En tierras andinas ejerció como misionero, párroco y docente, consolidando una vocación que lo llevó al Vaticano como prefecto del Dicasterio para los Obispos en 2023.
A diferencia de muchos de sus compatriotas, este agustino es políglota y cosmopolita. Formado en Derecho Canónico en Roma, el nuevo pontífice domina el español y el italiano, idiomas que eligió para su primera aparición pública como papa, dejando de lado el inglés. Este gesto no solo habla de su cercanía con el mundo hispano, sino también de su mirada global.
Prevost, apodado en el Vaticano como “el yanki latino”, fue ganando terreno en las quinielas papales en los últimos días, aunque pocos esperaban que el nuevo papa proviniera del continente americano, y menos aún de Estados Unidos. Su elección sugiere una intención de mantener el legado pastoral de Francisco, aunque con un talante más introspectivo.
Hijo de un catequista de raíces franco-italianas y una bibliotecaria de origen español, Prevost creció influido por la fe familiar. Su pasión por el tenis y su perfil discreto contrastan con el carisma expansivo de su predecesor. Queda por verse cómo abordará temas como la inclusión de personas LGTBIQ+ dentro de la Iglesia, una cuestión en la que su historial muestra posturas más conservadoras.
Con su elección, la Iglesia Católica entra en una nueva etapa: un papa estadounidense, formado en América Latina, con espíritu misionero y acento en español. León XIV ya marca una diferencia desde el primer minuto.