San Lorenzo, una localidad emblemática, se ve obligada a aplazar sus tradicionales fuegos artificiales debido a la persistente ola de calor que azota las Islas Canarias y que ha convertido el ambiente en un desafío infernal. Tras casi diez días de espera en busca de un respiro de las altas temperaturas, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha comunicado a los residentes que la espectacular exhibición de fuegos y voladores queda suspendida hasta nuevo aviso.
A pesar de los esfuerzos, la comisión de fiestas trabajó incansablemente para mantener la logística en los seis puntos de disparo que rodeaban el pueblo, mientras que la corporación municipal mantuvo la seguridad y la movilidad en alerta, en caso de que la alerta por el riesgo de incendios forestales se levantara y los eventos festivos pudieran reanudarse, aunque oficialmente las festividades concluyeron el martes pasado.
La adversidad no favoreció a los planes. Después de la primera suspensión en la madrugada del 10 de agosto y de descartar las alternativas propuestas por la comisión en días posteriores, se ha tomado la decisión de posponer los 471 kilogramos de pólvora que esperaban su turno desde la semana pasada, sin una fecha concreta para su disparo.
Las altas temperaturas, sin señales de disminución en el corto plazo, han conducido a esta determinación. Incluso se recuerda que el año pasado las alertas se extendieron hasta octubre. La seguridad y el bienestar son prioridad, por lo que se ha decidido desmontar la logística y esperar a que las condiciones climáticas permitan reanudar los preparativos en un futuro, aunque esta posibilidad parezca estar lejos del calendario original de la fiesta patronal del municipio.
En las recientes reuniones de seguridad, incluida la última del viernes, la Guardia Civil recomendó el desmontaje de todo el despliegue pirotécnico que había sido instalado desde el martes pasado, dado el contexto climático desafiante que persiste. San Lorenzo, un lugar de arraigadas tradiciones, espera ansiosamente un respiro de la ola de calor para poder iluminar los cielos con sus festivos fuegos artificiales y mantener viva su herencia festiva.
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