Las lluvias torrenciales generadas por la Dana han impactado de manera devastadora en varias comunidades autónomas de España durante el último fin de semana. Las consecuencias han sido catastróficas, con inundaciones que han afectado a hogares, calles y cultivos, lo que ha llevado a cortes de carreteras, interrupciones en servicios ferroviarios y retrasos en aeropuertos. También se han reportado personas atrapadas en vehículos, confinamientos temporales, caídas de árboles y cierre de parques públicos.
El trágico comienzo del fin de semana se marcó con la pérdida de dos jóvenes en el Pirineo de Huesca mientras practicaban barranquismo en condiciones climáticas extremas. Este episodio marcó el inicio de una situación crítica en gran parte del país, ya que la Dana causó estragos en varias regiones, excepto Canarias.
El domingo amaneció con alertas naranjas o amarillas en la mayoría del territorio español, mientras que Madrid y Castilla-La Mancha se encontraban en alerta roja, lo que indicaba un riesgo máximo.
En la Comunidad de Madrid, las autoridades emitieron un mensaje urgente a los residentes, instándolos a quedarse en casa debido al riesgo extremo de tormentas. Este fue un evento sin precedentes, siendo la primera vez que la Comunidad de Madrid emitió una alerta masiva de esta magnitud, comparándola con el episodio de Filomena en enero de 2021.
A pesar de las previsiones de fuertes precipitaciones, Madrid no recibió los 120 litros por metro cuadrado pronosticados en 12 horas. No obstante, se tomaron precauciones importantes, como el cierre de centros públicos y parques, incluyendo El Retiro. Además, se suspendió un importante partido de fútbol entre el Atlético de Madrid y el Sevilla. Durante la tarde, se produjeron lluvias intensas, registrando 130 intervenciones de bomberos por inundaciones en vías públicas y carreteras, aunque afortunadamente ninguna de gravedad.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) mantuvo la alerta roja durante todo el día en la Comunidad de Madrid y parte de Toledo. La Dana también causó problemas en otras partes de la península, como Alcanar, en Tarragona, donde la población quedó confinada debido al riesgo de inundaciones, y en algunos puntos de Cataluña se recogieron 240 litros por metro cuadrado. Hubo inundaciones que obligaron a cerrar temporalmente la autopista AP-7.
En Cuenca, la Guardia Civil tuvo que rescatar a una anciana atrapada después de que un armario se derrumbara debido a la inundación en su vivienda. Las inundaciones también devastaron viviendas y comercios en la misma zona, y el Ayuntamiento planea solicitar la declaración de zona catastrófica.
El transporte se vio gravemente afectado, con Renfe suspendiendo importantes conexiones ferroviarias y cancelando trenes de alta velocidad. Los aeropuertos de Barajas y Málaga experimentaron retrasos y cancelaciones de vuelos, mientras que el Puerto de Valencia tuvo que cerrar parcialmente.
La Comunidad Valenciana fue una de las más afectadas, con acumulados de más de 200 litros por metro cuadrado, inundaciones y rescates en vehículos en Castellón, Alicante y Valencia. A pesar de que la Aemet puso fin a las alertas por precipitaciones en la región, se mantuvieron las advertencias por vientos fuertes en Castellón.
El pronóstico para el lunes no presenta alertas rojas o naranjas en ninguna región, pero ocho comunidades permanecen en alerta amarilla: Baleares, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Madrid, País Vasco, La Rioja y Comunidad Valenciana. Se esperan cielos nubosos con precipitaciones y tormentas en varias partes de la península, mientras que los vientos fuertes persistirán en Levante y Baleares.