El 7 de abril marca una fecha significativa en el calendario mundial, invitando a reflexionar sobre la importancia del bienestar físico y mental. En esta ocasión, Diego Fernando Ojeda Ramos comparte su historia, demostrando cómo el deporte trasciende lo meramente recreativo para convertirse en un estilo de vida transformador.
Una vida marcada por el deporte
En los años 80, Ojeda Ramos encontró su pasión en el atletismo y el balonmano mientras crecía en Las Remudas. Estas disciplinas no solo le enseñaron la importancia del ejercicio físico, sino que también le inculcaron valores fundamentales como el esfuerzo, la superación personal y el trabajo en equipo, que continúan moldeando su carácter.
Con el tiempo, esa pasión se convirtió en una vocación. Diego decidió ir más allá de entrenar y fundó una escuela de balonmano en Jinámar, ofreciendo a los jóvenes una oportunidad para mejorar su salud física y mental, desarrollar habilidades y encontrar una alternativa positiva para ocupar su tiempo.
Mens sana in corpore sano
A lo largo de los años, Diego ha mantenido su compromiso con el deporte a través de su colaboración con el Club Balonmano Remudas. Es un firme defensor de la filosofía *mens sana in corpore sano* (mente sana en cuerpo sano), destacando el papel crucial del deporte para combatir el estrés, la ansiedad y el sedentarismo, problemas cada vez más comunes en todas las edades.
Una invitación al cambio
En este Día Mundial de la Salud, Ojeda Ramos lanza un llamado a padres, educadores e instituciones para que reconozcan el deporte como una herramienta esencial para construir una sociedad más saludable y equilibrada. "Invertir en deporte es invertir en salud, valores y futuro", afirma.
Su historia es un recordatorio de cómo el deporte puede inspirar y transformar vidas, motivando a quienes lo escuchan a dar el primer paso hacia una vida más activa y llena de bienestar. ¡El poder de moverse con alegría está al alcance de todos!