La crisis sanitaria causada por el coronavirus en Canarias ha sido declarada oficialmente como finalizada en julio de este año, marcando un hito en la gestión de la pandemia. A partir de entonces, los casos de COVID-19 ya no se contabilizan de manera independiente, sino que se integran en el Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda (Sivira), junto con la gripe.
Sin embargo, los datos actuales muestran un aumento preocupante en la incidencia de infecciones respiratorias en todo el país. La incidencia en el conjunto nacional ha pasado de 30 casos por cada 100,000 habitantes a finales de junio a 137 casos por cada 100,000 a principios de septiembre. Este incremento se ha reflejado especialmente en los grupos de menores de cuatro años y mayores de 65.
Otro indicio del aumento de casos de SARS-CoV-2 es la continua alza en las ventas de pruebas de antígenos desde el inicio del verano, según datos recopilados semanalmente por la consultora sanitaria IQVIA-España en 6,500 farmacias en todo el país. En Canarias, esta subida ha sido del 91% en comparación con la última semana de junio.
La Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias ha comunicado que, en la actualidad, la principal preocupación no radica en la variación de casos, sino en la gravedad de los mismos y su impacto en los ingresos hospitalarios, que en este momento se mantienen en niveles bajos en las Islas.
Amós García Rojas, jefe de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública en Canarias, explica que durante el verano se ha registrado un aumento de casos debido a dos razones principales: la aparición de nuevas variantes del virus y la pérdida gradual de efectividad de las vacunas con el tiempo.
García Rojas enfatiza que el SARS-CoV-2 no sigue un patrón estacional como la gripe y puede generar picos en diferentes épocas del año. Aunque lo esperado sería que un virus de estas características fuera predominantemente invernal, la realidad es que el comportamiento del virus ha sido inesperado.
Sin embargo, el experto destaca una buena noticia: las nuevas variantes parecen causar síntomas más leves. También señala que después de que la Organización Mundial de la Salud declarara el final de la emergencia internacional en mayo de 2023, se ha entrado en una etapa de transición en la que se ha logrado mitigar el impacto grave de la enfermedad gracias a las medidas implementadas, especialmente la vacunación.
A pesar de que las medidas para reducir los contagios ya no son obligatorias, García Rojas recomienda el sentido común y la responsabilidad individual. En caso de síntomas leves, sugiere trabajar desde casa o, si no es posible, usar una mascarilla FFP2 y ser cauteloso al interactuar con personas vulnerables. Si los síntomas se agravan, se debe pedir la baja laboral y seguir medidas de protección en el hogar. Ante cualquier agravamiento, se aconseja buscar atención médica.
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